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El dinero “ata” y Dios quiere que vivamos liberados, que no nos dejemos atrapar por algo que no da la felicidad cuando se convierte en un absoluto. La ambición no logra la felicidad.
Difícil semana para la Iglesia, en la que “somos
juzgados justos por pecadores”
El Papa Francisco toma la palabra al frente:
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Compartimos un extracto de la homilía en Santa
Marta
Todos los
cristianos, también los obispos, sacerdotes y monjas, han de vencer la
tentación de una doble vida. Porque Jesús llama a la Iglesia a servir y no a
servirse de los demás. Esta es la exhortación del Papa Francisco en su homilía
del viernes en la Casa de Santa Marta.
-El cristiano
está llamado a servir, no a servirse de los demás
Poniendo en guardia contra los ‘trepadores’, ‘apegados al dinero’, que hacen tanto daño a la Iglesia, el Papa Francisco habló de dos figuras: quienes se sirven de los demás y quienes sirven a los demás.
"Les digo cuánta alegría siento, yo que me conmuevo, cuando a esta Misa vienen algunos curas y me saludan: ‘Padre, vine a ver a mi gente, porque desde hace 40 años soy misionero en Amazonia’... O una monja que dice: ‘Trabajo desde hace 30 años en un hospital en África…’ O cuando veo siempre sonriendo a una monjita que desde hace 30, 40 años atiende a discapacitados en un hospital. Esto se llama servir, ésta es la alegría de la Iglesia: ir siempre más allá, ir más allá y dar la vida. Esto es lo que hizo Pablo: servir".
-No a los trepadores apegados al dinero en la
Iglesia
En el Evangelio de hoy, el Señor nos muestra la imagen de otro tipo de siervo, "que en lugar de servir a los demás, se sirve de ellos". Ese siervo se mueve con astucia para permanecer en su puesto.
«También en la Iglesia hay de estos que en lugar de servir, de pensar en los demás, se sirven de la Iglesia: los trepadores, los apegados al dinero. Y cuántos sacerdotes, obispos hemos visto así. Es triste decirlo ¿no?
Poniendo en guardia contra los ‘trepadores’, ‘apegados al dinero’, que hacen tanto daño a la Iglesia, el Papa Francisco habló de dos figuras: quienes se sirven de los demás y quienes sirven a los demás.
"Les digo cuánta alegría siento, yo que me conmuevo, cuando a esta Misa vienen algunos curas y me saludan: ‘Padre, vine a ver a mi gente, porque desde hace 40 años soy misionero en Amazonia’... O una monja que dice: ‘Trabajo desde hace 30 años en un hospital en África…’ O cuando veo siempre sonriendo a una monjita que desde hace 30, 40 años atiende a discapacitados en un hospital. Esto se llama servir, ésta es la alegría de la Iglesia: ir siempre más allá, ir más allá y dar la vida. Esto es lo que hizo Pablo: servir".
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En el Evangelio de hoy, el Señor nos muestra la imagen de otro tipo de siervo, "que en lugar de servir a los demás, se sirve de ellos". Ese siervo se mueve con astucia para permanecer en su puesto.
«También en la Iglesia hay de estos que en lugar de servir, de pensar en los demás, se sirven de la Iglesia: los trepadores, los apegados al dinero. Y cuántos sacerdotes, obispos hemos visto así. Es triste decirlo ¿no?
«Cuando la Iglesia es tibia, ensimismada, incluso con afán de hacer negocios, no se puede decir que es una Iglesia que está al servicio, sino que se sirve de los demás.Que el Señor nos de la gracia que dio a Pablo, ese punto de honor de ir adelante siempre, renunciando a las comodidades tantas veces, y que nos salve de las tentaciones, de estas tentaciones que en el fondo son tentaciones de una doble vida: me hago ver como ministro, como el que sirve, pero en el fondo me sirvo de los demás».
No sirvamos al dinero. Quedémonos con Dios que es nuestro mayor bien, nuestro tesoro. Él nunca nos fallará.
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