La encíclica Laudato
Si, sobre el cuidado de la casa común, escrita por el papa Francisco y
publicada el 18 de junio de 2015, se
centra en el cuidado del planeta Tierra: nuestra casa común, en peligro
de colapso por la degradación incontrolada de la naturaleza y el medio
ambiente.
Laudato
Si se inspira -como se sabe- en San Francisco de Asís y se sustenta en las
ciencias de la vida y de la Tierra, así como en saberes y prácticas de
organizaciones conservacionistas latinoamericanas.
Sus principales
ejes temáticos son los siguientes: la convicción
de que en el mundo todo está conectado, la íntima relación entre la pobreza y
la fragilidad del planeta, la crítica a las formas del poder ligado a la
tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el
progreso, el valor de cada criatura, el sentido humano de la ecología y de un
nuevo estilo de vida (LS.16). [1]
Laudato
Si es un documento único en la historia de la Iglesia, escrito por un
Pontífice latinoamericano renovador, coherente en su discurso y en su praxis
diaria. Francisco es un humanista que predica la austeridad y actúa con
austeridad, que cambió el boato y la ostentación de las ceremonias vaticanas
por la humildad, sencillez y espiritualidad. Como el principal líder
espiritual se dirige a todo el mundo con
autoridad moral, llama a la reflexión y a la acción para salvar al planeta y a
la mayoría de pobres que lo habitan.
La encíclica del papa Francisco aborda un tema de
preocupación mundial con valentía, franqueza y a la vez con emotividad cuando
exhorta a recuperar la capacidad de fascinación por la naturaleza y todos los
seres que la conforman. En un lenguaje claro y directo presenta un cuadro
realista de la degradación ambiental y social, que van de la mano –según su
propia expresión-, a la vez que formula
un llamado a la responsabilidad de los países.
En
la preparación y publicación de la encíclica ecológica -como se la ha llamado-,
Francisco se fundamenta en las ciencias naturales, particularmente en la
ecología que ofrece la evidencia científica y es el soporte principal del
corpus de la encíclica, con lo cual presenta al mundo un texto de alta
rigurosidad científica y elevado contenido político -en el mejor sentido de la
palabra-. Además traduce su espíritu ecuménico al dirigirse a todos los hombres
y mujeres -sin importar su raza o su religión-, para invitarlos a reconocer “la
riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para el
desarrollo pleno del género humano” (LS.62).
Es preciso destacar la corriente innovadora en la Iglesia
Católica actual respecto a la contribución de la ciencia al conocimiento e
interpretación de la realidad. La encíclica Laudato
Si’ es rica en contenido científico, con ello la Iglesia hace suyos los
conceptos y principios de las ciencias naturales y de la conservación de la
naturaleza. Con esta apertura a la corriente científica actual el Papa
potencializa y respalda su mensaje para llegar a un mayor número de personas en
todo el mundo, a la vez que convoca y
motiva -lo que por sí sola la ciencia no ha logrado hacer-.
La encíclica ha recibido el aplauso de la ONU, la FAO, la
comunidad científica internacional, así como de las organizaciones
conservacionistas y ambientalistas de todo el mundo; pero no ha sido bien vista
por los gobiernos y políticos conservadores/modernizantes de Europa y Norteamérica
que ven en el documento pontificio un cuestionamiento a sus políticas
económicas y financieras, que son los factores causales de la crisis ecológica.
Laudato Si acaso tenga una
trascendencia similar a la que tuvo la encíclica Pacem in terris (1963) del
papa Juan XXIII, cuando el mundo se encontraba al borde de la guerra nuclear.
Ahora el papa Francisco hace un dramático llamamiento para salvar el planeta e
invita a “buscar caminos de vida nueva”, con ello su palabra había llegado para
quedarse.
Importancia del
Texto Integro de “Laudato Si”
Este texto de la Encíclica Original Integra es muy necesario considerarlo y
leerlo, evitando cualquier prejuicio de opinión externa,
cualquier opinión discrepante o laudatoria no razonable, y evidentemente,
también se encuentra muy alejado de cualquier fundamentalismo, sin por ello,
renunciar a las ideas y a los ideales humanitarios o a los fundamentos
cristianos en los que vivimos. Resulta llamativa
también su vinculación desde el principio al fin de la Encíclica a lo que ha llamado el propio Papa una actitud
de “orar pensando y pensar orando”.[2] Con
esa actitud es conveniente aproximarse y leer, simplemente leer sin pretender
juzgar o conseguir beneficio material o espiritual inmediato. Pero dada su
extensión y la profundidad de sus pensamientos requieren una lectura atenta y
cuidadosa que necesita tiempo y pausa reflexiva a lo largo de todo su
desarrollo.
Su lenguaje es, -al menos para los que nos
entendemos en lengua española- cercano, comprensible, afectuoso y respetuoso
con la discrepancia. Pero requiere la tranquilidad y tiempo suficiente que lo
convierta en una experiencia personal compartida sin necesidad de recurrir a
doctas opiniones o disputas sobre las fuentes o contribuciones que haya podido
tener. Es evidente que un
pensamiento tan complejo ha tenido que fraguarse en unas realidades muy vividas
y que la Encíclica, en consecuencia, no puede ser un texto trufado de
coautores. El mismo Papa francisco se ha declarado autor y responsable de lo
escrito y ha manifestado en forma diversa su complicidad en tan magnánima obra.
Para nosotros, como Comunidad Cristiana, esta Encíclica no debiera de pasar
desapercibida. Solamente su lectura atenta puede aproximarnos a su riqueza espiritual.
Todos deberíamos intentarlo.
Sugerencias para la lectura del texto original de la
Encíclica:
En un mensaje reciente (viernes 4 sep. 2015) el
Papa nos dijo a propósito de su Encíclica “Laudato Si”:
“Hay una sola forma de hacer teología: de
rodillas. No es solamente un acto piadoso de oración para luego pensar la
teología.
Se trata de una realidad dinámica entre
pensamiento y oración.
Una teología de rodillas es animarse a pensar rezando y rezar pensando
Entraña un juego, entre el pasado y el presente, entre el presente y el
futuro. Entre el ya y el todavía no.
Es una reciprocidad entre la Pascua y tantas vidas no realizadas que se
preguntan: ¿dónde está Dios?”.
Será interesante compartir en grupo el eco que han dejado
esas propuestas en cada uno de nosotros. Que cada uno busque y encuentre la
cita textual de aquello que más le ha impresionado y proponga su relectura
colectiva (a modo de oración compartida). Es importante en todo este proceso de
”oración
pensando”, no salir del texto y
contexto concreto del párrafo leído (lo escrito personalmente por el Papa),
pues lo que se pretende es, de alguna manera, que la reflexión sea expresada
como “un
pensar orando”. Es decir, intentando comprender y repetir lo que sin
duda fue una experiencia personal originaria del propio Papa, como él mismo
dice: “pensando mientras rezaba” y “rezando mientras pienso y escribo”
Textos que recomendamos
para preparar preparar el tema, si no se puede leer la encíclica completa:
1.- Resumen
publicado por la Conferencia Episcopal española:
Documento de 10 páginas que
contiene citas textuales seleccionadas entre
los párrafos de la Encíclica, índice completo de los apartados,
temas y capítulos que formalmente la constituyen.
El
texto ofrece en primer lugar una presentación de Laudato si en conjunto, y
luego realiza un recorrido por cada
capítulo.
Los números entre paréntesis remiten a los párrafos de la
Encíclica.
2.- Opción alternativa más corta: El documento editado por ABC (18-06-2015) titulado: "Veinte
claves de la Encíclica Laudato Si del Papa Francisco".
3.- Encíclica completa
4.- Artículo resumen
5.- Canción de Despedida
Hermano sol, hermana luna de Mecano
https://youtu.be/Hjfr2ifbrzk
6.- Reflexión de Despedida
En la cola del supermercado el cajero le dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa, ya que las bolsas de plástico no son buenas para el medio ambiente.
La señora pide disculpas y explica: “Es que no había esta moda verde en mis tiempos.”
El empleado le contestó: “Ese es nuestro problema. Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente.”
Tiene razón, nuestra generación no tuvo cuidado en esos tiempos:
En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosa y las de cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la fábrica para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.
Pero lleva razón, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Subíamos las escaleras, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio ni oficina. Íbamos andando a las tiendas en lugar de ir en coches de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 200 metros.
Pero lleva razón, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no los había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con 220 voltios. La energía solar y la eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos.
Pero está en lo cierto: no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Entonces teníamos una televisión, o una radio en casa, no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo, no una pantallota del tamaño de un estadio de futbol.
En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hiciesen por nosotros.
Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no poliuretano o bolitas de plástico.
En esos tiempos no arrancábamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el césped; usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre cintas mecánicas que funcionan con electricidad.
Pero claro no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Bebíamos del grifo cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas de plástico cada vez que teníamos que tomar agua.
Recargábamos las estilográficas con tinta, en lugar de comprar una nueva.
Nos afeitábamos con navaja barbera y no la tirábamos después de su uso, la afilábamos.
Pero, eso sí, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Entonces, la gente tomaba el tranvía o el autobús y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o andando, en lugar de usar a su mamá como taxista las 24 horas.
Teníamos un enchufe en cada habitación, no un regleta para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la tasca más cercana.
Así que me parece lógico que la actual generación se queje continuamente de lo irresponsables que éramos por no tener esta maravillosa moda verde en nuestros tiempos.
La señora pide disculpas y explica: “Es que no había esta moda verde en mis tiempos.”
El empleado le contestó: “Ese es nuestro problema. Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente.”
Tiene razón, nuestra generación no tuvo cuidado en esos tiempos:
En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosa y las de cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la fábrica para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.
Pero lleva razón, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Subíamos las escaleras, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio ni oficina. Íbamos andando a las tiendas en lugar de ir en coches de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 200 metros.
Pero lleva razón, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no los había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con 220 voltios. La energía solar y la eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos.
Pero está en lo cierto: no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Entonces teníamos una televisión, o una radio en casa, no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo, no una pantallota del tamaño de un estadio de futbol.
En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hiciesen por nosotros.
Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no poliuretano o bolitas de plástico.
En esos tiempos no arrancábamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el césped; usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre cintas mecánicas que funcionan con electricidad.
Pero claro no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Bebíamos del grifo cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas de plástico cada vez que teníamos que tomar agua.
Recargábamos las estilográficas con tinta, en lugar de comprar una nueva.
Nos afeitábamos con navaja barbera y no la tirábamos después de su uso, la afilábamos.
Pero, eso sí, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Entonces, la gente tomaba el tranvía o el autobús y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o andando, en lugar de usar a su mamá como taxista las 24 horas.
Teníamos un enchufe en cada habitación, no un regleta para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la tasca más cercana.
Así que me parece lógico que la actual generación se queje continuamente de lo irresponsables que éramos por no tener esta maravillosa moda verde en nuestros tiempos.
[1] La encíclica de Francisco: el nuevo predicamento para la humanidad. Oswaldo Báez Tobar 14/07/2015
[2] El Papa afirmó en un radio mensaje grabado con motivo del centenario de la facultad de Teología de la UCA 4 de sep de 2015: “ Hay una sola forma de hacer teología: de rodillas” “Una teología de rodillas es animarse a pensar rezando y rezar pensando”
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